Vecinas que participan de un taller de artesanía en esta población del Gran Córdoba están cubriendo las garitas y paradas con figuras en mosaico, en una experiencia cultural y comunitaria.
Malagueño. Desde hace unos días, dos refugios para pasajeros del transporte público de Malagueño se muestran como verdaderas obras de arte. Un grupo de mujeres de esta ciudad, que participan del taller de Mosaico de la Fundación Holcim, colocaron aplicaciones en estas garitas y, a partir de un trabajo lento y creativo, le imprimieron una imagen distinta a la ciudad.
Angélica Moyano y Graciela Besso son dos de las vecinas que se sumaron a la actividad y disfrutan con esto de hacer arte y embellecer el pueblo.
“Es una manera de hacer que todos tomemos conciencia de que al pueblo hay que hacerlo más lindo y cuidarlo”, dice Angélica mientras coloca en forma minuciosa pequeños trozos de mosaico en una garita ubicada en el ingreso a la ciudad. Hace unas semanas ya quedó lista otra, en barrio Municipal.
“Generó una muy buena repercusión en la comunidad. Este tipo de actividades apuntan a generar una identidad local y un distintivo”, asegura Luciana Cabrera, coordinadora de Proyectos Sociales de la Fundación Holcim. La iniciativa forma parte del programa de voluntariado Juntos por las Comunidades que la empresa lleva adelante en Malagueño, Córdoba, Mendoza, Campana, Puesto Viejo (Jujuy) y Rosario, los sitios donde opera.
Son tres días de intenso tra bajo para las mujeres que participan. En primer lugar, en el taller se arman las figuras (flores, animales, motivos) que se colocan luego en los refugios.
Mariana Frascarelli y Jimena Chavero son las profesoras del taller Córdoba Mosaico y aseguran que es un trabajo que integra y despierta en los participantes la “necesidad” de saber y hacer más.
“La gente que llega no tiene ningún tipo de experiencia en el tema y puede participar cualquier vecino. Es muy buena la respuesta y la mayoría queda muy contenta con lo que puede llegar a hacer con sus manos”, dice Mariana.
Jimena, en tanto, valora que es una labor que queda en algo concreto en la comunidad. En la colocación intervienen unas 20 personas y es algo parecido a la preparación de una fiesta.
“Cuando estamos trabajan do, los vecinos y los colectiveros nos alientan a seguir. Nos tocan bocina, nos saludan y eso habla de que la gente quiere que la ciudad esté más linda”, dice Luciana. El municipio colabora con la pintura interna de las garitas y con parte del trabajo de refacción.
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